Llevamos décadas conviviendo con ellas y no hemos sido capaces de entenderlas. Y con todo y con eso, en este artículo vamos a intentar explicarte cómo son son sus versiones más modernas. Hablamos de las impresoras, uno de los enemigos más atroces del hombre civilizado contemporáneo. Los problemas del primer mundo comenzaron con ellas y su tóner. Esto es así.
Pues bien, hoy vamos a abordar el inefable y desconocido mundo de las impresoras 3D, cómo funcionan y precios. Y es que, de un tiempo a esta parte, la impresión en tres dimensiones ha dado un salto de calidad absolutamente inesperado y maravilloso.
Qué es una impresora 3D
Pero claro, antes de saber cómo funciona, estaría bien saber qué es una impresora 3D. Y la respuesta es de lo más sencilla y evidente. Se trata de una máquina de impresión, con capacidad para crear figuras con volumen en tres dimensiones, gracias a un diseño previamente establecido. Las tres dimensiones serían ancho, largo y alto.
Más sencillo aún sería decir que una impresión 3D supone dar componente físico a algo que hasta ese momento era digital. Si antes, para imprimir un dado, debíamos hacerlo dibujado en un folio, ahora podemos tener un dado de verdad en cuestión de segundos.
Como es lógico, esta tecnología no se ha limitado a crear dados para Las Vegas. Ha ido mucho más allá de lo que se podía imaginar hasta hace poco. Desde piezas para vehículos, a objetos artesanales, pasando por órganos vitales para humanos, que han llegado a reemplazar a los de verdad, una vez estaban inservibles. Está claro que el futuro es hoy.
Cómo funciona una impresora 3
No es fácil y sí lo es, explicar cómo funciona una impresora 3D. Lo cierto es que para construir un elemento en tres dimensiones, recurren a la misma táctica de Photoshop: las capas. Superponiendo capas y con precisión y paciencia, la máquina va generando el elemento en cuestión, ante la mirada atónita de todo el que puede ver el espectáculo.
El método que usa la impresora 3D se ha venido a llamar proceso aditivo. Menos impresionante que el proceso en sí, pero la mar de gráfico.
Tipos de impresora 3D
Al igual que hay tres formas de hacer impresiones en tres dimensiones, encontramos tres tipos de impresora 3D:
- Adición de polímeros – Por si alguien no recuerda, un polímero es plástico. Este proceso va uniendo mediante calor un filamento hilado de polímero con otro, hasta crear una figura concreta que le hayan ordenado. El material utilizado es similar al que se usa en las piezas Lego. Quienes hayan visto Westworld, la fabulosa serie de HBO, sabrán de qué hablamos. Los que no, deberían estar viéndola, y luego retomar este artículo.
- Fotosolidificación – En este caso, el polímero se endurece por la acción de la luz. La impresión arranca en una cubeta de resina líquida que va saliendo capa a capa. El láser ayuda a endurecer la base y, por su gran parecido, también se las llama Estereo Litografía y es la técnica usada para los elementos que requieren mayor precisión.
- Sinterizado de láser de un material – Aquí no hay resina sino polvo. En tal caso, el láser hace la función de fundir y solidificar (proceso de sinterizado) el polvo, hasta que le va dando la forma ordenada. Es un proceso hipnótico, digno de ver durante horas.
Material de impresoras 3D
A la hora de escoger material, todo depende de la finalidad que se le vaya a dar al elemento. Dicho lo cual, cada vez es más el material de impresora 3D disponible en el banquillo.
- ABS – Se trata de un plástico duro bastante común, muy resistente a altas temperaturas y sobre el que se puede trabajar bien la pintura. A pesar de su resistencia, es muy maleable lo que facilitar mucho trabajar con él. Eso sí, ojo con sus gases, pueden ser perjudiciales. Su precio de de 18 euros el kilo.
- PLA – Aunque suene a broma, se saca de materiales naturales como el maíz o el almidón. Por tanto, es biodegradable y no te jugarás la vida al currar con él, pues sus emanaciones son inocuas. Eso sí, a partir de 60º se quema y tampoco es fácil de pintar. Su precio también es de 18 euros el kilo.
- Laybrick – Una curiosa combinación de plástico y yeso, ideal para elementos de decoración o de obra. Eso sí, no muy grande, pues 250 gramos se van a los 20 euros.
- Filaflex – Mezcla de poliuretano y aditivos, que le dan un punto elástico a su resultado final. Es el que más tarda en imprimirse, pero sus resultados suelen ser de los más comerciales y espectaculares. Desde hace años, se usa para la fabricación de zapatillas, prótesis o las carcasas de los móviles. Medio kilo de Filaflex cuesta 27 euros.
Cuánto cuesta una impresora 3D
Como pasaba con las impresoras de antaño, las 3D tienen una variación tremenda en sus precios. Las más sencillas, las que tiran de adición de polímeros, tiene un precio mínimo de 750 euros. Desde ahí en adelante, hasta el infinito y más allá.
Eso sí, quien se compre una de estas, que tenga claro que su uso se limitará a lo lúdico festivo del hogar y no tendrá aplicaciones épicas como en otros casos. Ahora, no marcar la diferencia, no quita para que la gente no se pueda divertir con este nuevo juguetito tecnológico. Y ya van unas cuantas vendidas.
Por cierto, para quien se haya quedado con la duda, lo de los órganos humanos no era broma. Desde finales del siglo XX, la impresión 3D se aplica al sector sanitario. En vez de utilizar poliuretano para imprimir, los facultativos utilizan las células del paciente, lo que ayuda a que el nuevo elemento no sea rechazado por el cuerpo herido. Y no, una vez recuperado, no se parece a Robocop. En nada.
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